La ley más importante de todo nuestro código
es la que permite
la difusión del conocimiento entre el pueblo.
No se puede
idear otro fundamento seguro para conservar
la libertad y la felicidad…el
impuesto que se paga
para la educación no es más que la milésima parte
de lo
que se tendría que pagar a los reyes, a los sacerdotes
y a los nobles que
ascenderán al poder si dejamos al pueblo
en la ignorancia.
Thomas Jeferson.
Es indisociable en una sociedad sana la unión entre el
conocimiento, en el sentido de ilustración, la libertad y la felicidad. Lo que
el pueblo quiere es felicidad. Pero hay que tener cuidado con ella. Se nos
vende la felicidad como mera diversión, como una forma de alienación por parte
del poder que sólo tiene como misión el control de la ciudadanía. Pero la
felicidad es más y va unida, indisolublemente, al conocimiento. Es el
conocimiento el que nos lleva a la libertad y es esa libertad la que nos
proporciona la felicidad. Porque la felicidad es ser dueño de uno mismo, poder
realizar un proyecto de vida personal y social. La felicidad es lo contrario de
la esclavitud. Y me refiero a esclavitud en el sentido de que uno no sea el
dueño de su proyecto de vida personal y obedezca, sumiso e inconsciente, la
voluntad del poder.
Pero
lo que le interesa al poder es el control de los ciudadanos. Es la única manera
de preservar el poder. Y la manera más fácil de controlar al ciudadano es por
medio del control de la educación y de los medios de comunicación de masas. Por
eso toda reforma educativa tiene una intención ideológica y política. Lo que le
interesa al poder es crear un tipo de ciudadanos, que en realidad no lo serán,
sino que serán súbditos, que realicen la función social para la que han sido
diseñados. Y que la realicen conformes e inconscientes de manera que no puedan
ni plantearse que existen otras formas de existencia. Lo que el poder pretende
es que el ciudadano no conozca otras formas de existencia. De esta manera el
ciudadano cree diseñar y ser el artífice de su propia existencia, cuando en
realidad obedece a los designios marcados por el estado. La educación es el
vehículo principal de la libertad, el conocimiento y la felicidad.
La felicidad
nos viene dada por lo que nosotros queremos hacer de nuestra propia vida, no
por lo que otros hacen de ella desde fuera. El conocimiento es el que nos hace
libres. Porque conocer es iluminar la luz sobre las cadenas que nos mantienen
atados y amordazados. Conocer es desenmascarar al poder. Al poder político,
económico y religioso. En realidad todos se funden en una religión que crea un
modo de vida, una creencia, una forma de estar en mundo que se transforma en
hábito y, con ello, en incuestionable.
Todo nuestro esfuerzo político tiene que ir dirigido a la
liberación de la enseñanza y de los medios de información del poder. Si
educación y medios de información caen en manos del poder entonces nuestra
libertad y nuestra felicidad son secuestrados. Si no invertimos desde un poder
político que emerja del pueblo en educación, entonces los diversos poderes son
y se hacen los amos del mundo. Eso es lo que hoy en día está ocurriendo. Y
desde un engaño escalofriante y vergonzoso. Se nos habla en las leyes
educativas de democracia, libertad, ciudadanía. Pero todas ellas van dirigidas,
sin excepción, a la domesticación del ciudadano. A convertirlo en instrumento
de consumo del propio sistema. Es decir en un instrumento que es devorado por
el sistema. Su vida es planificada desde antes de terminar sus estudios. Y con
la apariencia de que todo se hace desde la libertad del propio individuo.
Si
queremos libertad y conocimiento debemos controlar los medios de información,
de lo contrario serán controlados por las distintas formas del poder y nos
ofrecerán su mundo, como el único mundo posible, como la única ventana desde la
que se puede mirar. Es evidente que, tanto la educación como los medios de
comunicación, no vamos a ser ingenuos ni nos vamos a
engañar, están en manos de las diferentes formas de poder, luego nuestra
existencia está sumida en la ignorancia, la esclavitud y la infelicidad (o, si
quieren, existencia inauténtica) de nosotros y de nuestra voluntad depende la
conquista de la Ilustración el conocimiento, la libertad y la felicidad.
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